11º domingo durante el año - ciclo B

Lecturas y CATEQUESIS Justino mp3

Ficha 35: LAS SEMILLAS DEL REINO DE DIOS      PADRES   NIÑOS

1. En la Confirmación recibimos una fuerza especial para asumir nuestra responsabilidad y misión como miembros adultos y activos en la Iglesia. Para poder cumplir con nuestra vocación y misión propia al servicio de la Comunidad, el Espíritu Santo reparte a cada integrante sus dones: I Corintios 12, 4-11.

2. El Espíritu Santo nos da fuerza para ser testigos de Cristo. 
Quien es confirmado comienza a participar con los demás cristianos en la misión de la Iglesia:
la EVANGELIZACIÓN. El que antes fue evangeli­zado, es ahora invitado a proclamar con todas sus fuerzas el Evangelio de Jesús. La confirmación no es un fin, sino el comienzo de una nueva etapa
de nuestra vida cristiana: hemos de crecer sin cesar. El confirmado est
á llamado a difundir el mensaje de Cristo con su palabra y sus actitudes, en todas las circunstancias.
Es un PROFETA que anuncia el plan de Dios y denuncia todo lo que se opone a un mundo más humano.


Ser "signo de contradic­ción" al lado de Cristo lo puede convertir en MÁRTIR. La Confirmación nos prepara para la lucha. Primero contra la comodidad y el desorden en nosotros mismosy también contra el mal en la sociedad: opresiones, injusticias, explotación, pornografía, violencia, aborto. adulterio, toda clase de egoísmos...
    El cristiano luchará para que los derechos del hombre sean respetados en la política, en los sindicatos, en el trabajo y los negocios... En esta lucha pacífica por un mundo más justo podemos contar siempre con lo que el Señor nos prometió: "Ustedes van a recibir una fuerza, la del Espíritu Santo, que vendrá sobre ustedes, y serán mis testigos ... hasta los límites de la tierra." (Hechos 1,8) 

3. Leamos ahora: la parábola del sembrador y la semilla de mostaza Mc.4, 26-34
A) En las aldeas de Galilea Jesús encontró una acogida inicial buena, pero a nadie le resultaba muy fácil creerle cuando anunciaba el Reino de Dios. ¿Por qué? El hablaba de que estaba llegando el Reino. Pero todos esperaban algo más espectacular que lo anunciara.
      ¿Dónde estaban esos signos terribles, extraordinarios, que describían los escritores apocalípticos?
¿Dónde se podía ver a Dios obrando con esas fuerzas poderosas, viniendo a salvar al pueblo?
¿Cómo Jesús decía que el Reino de Dios estaba cerca?
Nosotros nos seguimos preguntando ¿dónde está el Reino de Dios?... ¿Vamos a seguir contando cuentos, o lo tomamos en serio.?… Jesús dedicó mucho tiempo a enseñar a la gente a captar la presencia de Dios en lo que veía. Empezó a decir con su lenguaje: La vida es mucho más que lo que se ve.
     Jesús les muestra los campos de Galilea, y les dice: mientras nosotros vamos caminando sin ver nada, algo especial está ocurriendo bajo esta tierra: una semilla que vive, crece..., algo está ocurriendo. En su momento ya aparecerá la fuerza salvadora. ¿Será la vida como la veía Jesús?
Jesús les contó muchas Parábolas. La que más les desconcertó fue la de la semilla de mostaza:"Con el Reino de Dios sucede como con el grano de mostaza. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando cae en una tierra trabajada, produce un arbusto grande, se convierte en cobijo para los pájaros".
¿Cómo podía comparar Jesús el poder soberano de Dios con una cosa tan pequeña?

B) A muchos judíos les parecía que había que hacer algo para forzar los acontecimientos. Dios necesitaba ser ayudado. Jesús vivió cuando todos esperaban un vuelco de la situación. En el pueblo pensaban algunos que Dios mismo intervendría. Jesús se daba cuenta de la impaciencia de los que esperaban el Reino de Dios. 
Les propone esta pequeña parábola, que podríamos titular así: La semilla que siembra el labrador.
Con el Reino de Dios pasa como cuando un hombre echa la semilla en su tierra. Mientras él se duerme o se levanta, de noche, de día, la semilla germina, sin que el labrador sepa cómo...Primero viene una hierba, luego la espiga, y, por fin, el trigo...; cuando el fruto está maduro, el labrador mete la hoz. Cada año tenía lugar la cosecha. Nadie sabe muy bien cómo, algo ocurre misteriosamente...
    Eso mismo sucede con Dios. Está actuando misteriosamente en el mundo y en la personas.
Pero hay que esperar. Lo único que hace el labrador es depositar en tierra la semilla. El crecimiento de la planta no depende del campesino. Puede ir a donde quiera. La semilla está trabajando. Luego vendrá la cosecha.
    Jesús les decía: así es el Reino de Dios.
No coincide con nuestros esfuerzos o con nuestros nerviosismos.   Es un regalo inmensamente superior a todos nuestros afanes y trabajos. Hay algo que está sembrado, y que tenemos que seguir sembrando. Pero no hay  que actuar bajo presión, quemando etapas..

Comentarios